19 de septiembre de 2014

(Quizás no tan) Querida yo.


Quizá yo sea de esas personas a las que la tormenta le persigue ya que se queda mirando continuamente a ese tipo de gente que le roba la luz a los rayos. Quizá, yo sea de esas personas que hacen de todo menos quererse a sí mismas y quizá sea esa persona que habla siempre en tercera persona y con todo el mundo y jamás con ella misma.


Querida yo,
Deja de hacerme daño porque se me acaban las fuerzas.  Y ésto es así, te necesitas en primera instancia a ti y posteriormente a los demás. Necesitas conocerte porque si no te conoces tú, ¿cómo vas a ser  feliz?

Es curioso cuando veo al resto del mundo quererse a sí mismos. Me parece algo extraordinario sólo porque yo nunca he sido capaz de describirme tal y como soy. ¿Por qué me cuesta tanto? Nunca estoy de acuerdo con lo que los demás dicen de mí que soy y yo no sé muy bien cómo definirme.

Si me digo alguna virtud siento como que me estoy sobre valorando y si me digo algún defecto me siento bien aunque me gusta creer que no lo hago tan exagerado como para que se considere un defecto acentuado.

Es muy curioso porque me exijo muchísimo a mi misma y nunca me contento con los resultados que me doy a mí misma. Y sinceramente me gustaría saber por qué tiendo a ir en contra mía y no a mi favor.

¿Veis? Ya vuelvo a hablaros a vosotros y no a mí misma. Soy un caso perdido. Soy... y me he perdido. Me he perdido a mí misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario